lunes, 12 de diciembre de 2016

Valle de Ricote Dici. 2016



Ricote siempre es un valor seguro si de sorprender a colegas rodadores se trata. Y el merito no es de quien propone la ruta, el merito es de este rio murciano, el Segura, que ha convertido con el paso del tiempo, este rincón en un vergel.

Y es que en este valle, queda patente la enorme paciencia de esta arteria hidrica que año a año y siglo tras siglo, ha ido esculpiendo su camino por estas tierras dejando tras su paso un paisaje y una forma de vida absolutamente únicos en este entorno semiárido de la región de Murcia.
 
 
Pero si la ruta, por si sola, ya nos asegura pasarlo bien, si además contamos con siete horas para realizarla, catorce grados de temperatura, brisa suave y un nutrido grupo de colegas, pues el resultado estaba cantado.

La ruta circular que hemos realizado parte de Archena, llega hasta Cieza y regresamos de nuevo variando la vereda del rio para no repetir camino. La ruta, con sus 62 km. y 700m de acumulado, se podría definir como fácil si tenemos en cuenta las horas disponibles para realizarla, es decir, que si sumamos, estamos más tiempo pie en tierra bromeando y fotografiando, que realmente dando a los pedales. Y no pasa nada, al contrario, esa es la filosofía cicloviajera.
 
Salimos de Archena en dirección norte dejando el Segura a la izquierda y buscando las sendas y caminos que nos permitan pedalear y “confraternizar” entre nosotros durante la ruta. Sí quiero destacar que aunque algunos tramos están habilitados para recorrerlos, en general se aprecia dejadez y falta de implicación por parte de quien toca para que este precioso Valle de Ricote, pueda descubrirse en todo su recorrido, pedaleando por la vereda del río.
Superamos los pueblos de Ulea, Villanueva del Segura y Ojós para llegar a la presa del Azud (embalse) de Ojós. Pocos kilómetros más y llegamos a un espectacular mirador/pasarela que el pueblo de Blanca ofrece al visitante.
 
Dejamos blanca y tomamos dirección Abarán. En este tramo nos alejamos algunos kilómetros del rio e inmediatamente notamos ese cambio de color en el terreno (un color blanquecino) que suelen tener las zonas semideserticas, como la que predomina en esta comarca.

Ahora, al contrario que en el anterior tramo, recorremos los 5 km. que restan hasta Cieza, pegados al rio Segura y disfrutando del rumor del rio y de rincones umbríos y humedos que nada tienen que ver con el tramo anterior.
Llegamos a Cieza, donde comemos los bocadillos que llevamos, y regresamos intentando no repetir la ruta. Para ello, bajamos hacía Abarán por la carretera principal (que baja por el margen derecho del rio) para inmediatamente tomar un camino a la derecha (que hay que ir con ojo para verlo), que nos lleva por la Ruta de las Norias. 
 
Este tramo es totalmente recomendable porque vamos a encontrarnos con enormes norias hidraulicas en funcionamiento que pone de relieve un ingenioso sistema de elevación de agua. Este sistema se basa en el aprovechamiento de la propia fuerza del agua circulando por los arroyos para mover las palas de la noria y que ésta eleve el agua tantos metros como altura tiene la noria. De esta forma, pueden regarse campos que se encuentran a más altura que el cauce natural del río.
La ruta de vuelta, por el desnivel negativo que tiene, se hace más fácil y nos permite llegar a nuestro punto de partida  cómodamente y algo antes de lo previsto. (mas imagenes al final del texto)

El fértil Valle de Ricote consigue sobrevivir en un entorno de veranos implacables y caminos polvorientos, un entorno en el que el Segura se ha abierto paso configurando un serpenteante camino lleno de vida y venerado por las gentes que lo habitan. Todo su recorrido nos muestra la integración natural de la gente con la orografia del valle. Pero para describir mejor Ricote, os dejo un texto que lo hace infinitamente mejor que yo:

“ Si existe algún lugar en el que todavía podemos sentir la sensibilidad de la cultura árabe, ése es el Valle de Ricote. Los municipios de Abarán, Archena, Blanca, Cieza, Ojós, Ricote, Ulea y Villanueva del Segura trazan una frondosa huerta, que serpentea a lo largo de las riberas bañadas por el río Segura y nos transportan a un mundo idílico.

Una vega fértil anclada en su herencia árabe, de la que dan muestra, además de sus sistemas de regadío, sus numerosos vestigios. El apacible discurrir del río nos traslada de soto en soto, a través de meandros cuajados de chopos y sauces, ocultando tras ellos un mar de frutas, verduras y hortalizas. Ricote aún mantiene una rica tradición gastronómica, con el vino local como protagonista. Blanca conserva la herencia del esparto. En Abarán, el visitante puede recorrer una ruta que le conducirá a cuatro de las numerosas norias o "ñoras", como se conocen autóctonamente a estos artilugios cuyo función es elevar el agua del río para regar las vegas más lejanas aunque sólo algunas de ellas se siguen utilizando hoy en día.”



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