Ricote siempre es un valor seguro si de sorprender a colegas
rodadores se trata. Y el merito no es de quien propone la ruta, el merito es de
este rio murciano, el Segura, que ha convertido con el paso del tiempo, este
rincón en un vergel.
Y es que en este valle, queda patente la enorme paciencia de
esta arteria hidrica que año a año y siglo tras siglo, ha ido esculpiendo su
camino por estas tierras dejando tras su paso un paisaje y una forma de vida
absolutamente únicos en este entorno semiárido de la región de Murcia.
Pero si la ruta, por si sola, ya nos asegura pasarlo bien,
si además contamos con siete horas para realizarla, catorce grados de
temperatura, brisa suave y un nutrido grupo de colegas, pues el resultado
estaba cantado.
La ruta circular que hemos realizado parte de Archena, llega
hasta Cieza y regresamos de nuevo variando la vereda del rio para no repetir
camino. La ruta, con sus 62 km. y 700m de acumulado, se podría definir como fácil
si tenemos en cuenta las horas disponibles para realizarla, es decir, que si
sumamos, estamos más tiempo pie en tierra bromeando y fotografiando, que
realmente dando a los pedales. Y no pasa nada, al contrario, esa es la
filosofía cicloviajera.
Salimos de Archena en dirección norte dejando el Segura a la
izquierda y buscando las sendas y caminos que nos permitan pedalear y
“confraternizar” entre nosotros durante la ruta. Sí quiero destacar que aunque
algunos tramos están habilitados para recorrerlos, en general se aprecia
dejadez y falta de implicación por parte de quien toca para que este precioso
Valle de Ricote, pueda descubrirse en todo su recorrido, pedaleando por la
vereda del río.
Superamos los pueblos de Ulea, Villanueva del Segura y Ojós
para llegar a la presa del Azud (embalse) de Ojós. Pocos kilómetros más y
llegamos a un espectacular mirador/pasarela que el pueblo de Blanca ofrece al
visitante.
Dejamos blanca y tomamos dirección Abarán. En este tramo nos
alejamos algunos kilómetros del rio e inmediatamente notamos ese cambio de
color en el terreno (un color blanquecino) que suelen tener las zonas
semideserticas, como la que predomina en esta comarca.
Ahora, al contrario que en el anterior tramo, recorremos los
5 km. que restan hasta Cieza, pegados al rio Segura y disfrutando del rumor del
rio y de rincones umbríos y humedos que nada tienen que ver con el tramo
anterior.
Llegamos a Cieza, donde comemos los bocadillos que llevamos,
y regresamos intentando no repetir la ruta. Para ello, bajamos hacía Abarán por
la carretera principal (que baja por el margen derecho del rio) para
inmediatamente tomar un camino a la derecha (que hay que ir con ojo para
verlo), que nos lleva por la Ruta de las Norias.
Este tramo es totalmente recomendable porque vamos a
encontrarnos con enormes norias hidraulicas en funcionamiento que pone de
relieve un ingenioso sistema de elevación de agua. Este sistema se basa en el
aprovechamiento de la propia fuerza del agua circulando por los arroyos para
mover las palas de la noria y que ésta eleve el agua tantos metros como altura tiene
la noria. De esta forma, pueden regarse campos que se encuentran a más altura
que el cauce natural del río.
La ruta de vuelta, por el desnivel negativo que tiene, se
hace más fácil y nos permite llegar a nuestro punto de partida cómodamente y algo antes de lo previsto. (mas imagenes al final del texto)
El fértil Valle de Ricote consigue sobrevivir en un entorno
de veranos implacables y caminos polvorientos, un entorno en el que el Segura
se ha abierto paso configurando un serpenteante camino lleno de vida y venerado
por las gentes que lo habitan. Todo su recorrido nos muestra la integración
natural de la gente con la orografia del valle. Pero para describir mejor
Ricote, os dejo un texto que lo hace infinitamente mejor que yo:
“ Si existe algún
lugar en el que todavía podemos sentir la sensibilidad de la cultura árabe, ése
es el Valle de Ricote. Los municipios de Abarán,
Archena, Blanca, Cieza, Ojós, Ricote, Ulea
y Villanueva del Segura
trazan una frondosa huerta, que serpentea a lo largo de las riberas bañadas por
el río Segura y nos transportan a un mundo idílico.
Una vega fértil
anclada en su herencia árabe, de la que dan muestra, además de sus sistemas de
regadío, sus numerosos vestigios. El apacible discurrir del río nos traslada de
soto en soto, a través de meandros cuajados de chopos y sauces, ocultando tras
ellos un mar de frutas, verduras y hortalizas. Ricote aún mantiene una rica
tradición gastronómica, con el vino local como protagonista. Blanca conserva la
herencia del esparto. En Abarán, el visitante puede recorrer una ruta que le
conducirá a cuatro de las numerosas norias o "ñoras", como se conocen
autóctonamente a estos artilugios cuyo función es elevar el agua del río para
regar las vegas más lejanas aunque sólo algunas de ellas se siguen utilizando
hoy en día.”
Jose Antonio !!!grandeee!!!
ResponderEliminarJose Antonio !!!grandeee!!!
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